¿Sientes que no puedes disfrutar de tu sexualidad libremente? ¿Tienes bloqueos o dudas que te impiden explorar y compartir tu deseo?
La sexualidad es una parte esencial del ser humano, ayudarte a que la vivas sin barreras será mi objetivo en consulta.
Cuando acudir a terapia sexual
Los sexólogos asesoramos y tratamos las llamadas disfunciones sexuales. Es decir, todas aquellas problemáticas relacionadas con la actividad sexual: con la eyaculación, la erección, el dolor, el deseo sexual, el orgasmo, etc.
Todo aquello que os haga sentir mal con vuestra sexualidad y que no sea estrictamente un problema médico. Por supuesto, también abordamos los problemas que tienen que ver con la orientación sexual (dificultades para aceptar la orientación sexual), o la identidad sexual.
Y en general, lo que tiene que ver con la sexualidad, la afectividad y la erótica (de la persona, o de la pareja), ya sea para enriquecerlas, o para orientar en la resolución de una dificultad.
Trastornos
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Existe la idea errónea de que el sexo es una necesidad primaria y no es así, el cuerpo no envía señales de necesidad sexual como envía las sensaciones de hambre y sed.
El deseo sexual hay que alimentarlo, estimularlo y cuidarlo para que aparezca y se mantenga activo. La falta de deseo sexual o Deseo Sexual Inhibido, es la ausencia o disminución de deseos, sentimientos, pensamientos, fantasías o actos eróticos que se da de manera recurrente. Esta situación provoca malestar significativo a la persona y/o dificultades en la relación de pareja, lo cual contribuye a disminuir aún más el deseo sexual.
La persona que sufre DSI no consigue disfrutar de sus relaciones sexuales y tiende a evitarlas, rehusando las muestras de afecto de su pareja.
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La respuesta orgásmica depende de muchos factores. Uno de ellos es la excitación sexual, pero también influyen el hecho de sentirse a gusto con uno mismo, y las ideas que se tengan sobre el sexo, los hombres y las mujeres. La ausencia de orgasmo o Anorgasmia consiste en la ausencia o retraso recurrente del orgasmo tras una fase de excitación sexual.
Esta situación provoca malestar significativo a la persona y/o dificultades en la relación de pareja. Puede ser de diversos tipos: en algunos casos la persona nunca ha experimentado un orgasmo, en otros sí lo ha disfrutado en el pasado pero actualmente tiene problemas, o puede ser que tenga orgasmos usando ciertas técnicas como la masturbación pero le es imposible durante el coito. Los motivos por los que a las mujeres y a los hombres les cuesta llegar al orgasmo pueden ser distintos, aunque en la base de todos ellos están los miedos, el desconocimiento y la ansiedad.
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Se trata de la incapacidad persistente para obtener o mantener una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual, que provoca malestar en la persona y/o pareja. El hombre que sufre Disfunción Eréctil (DE) no consigue disfrutar de sus relaciones sexuales, se siente culpable por las dificultades sexuales con su pareja, y aunque sigue sintiendo deseo sexual esa angustia por no poder tener una erección puede llevar a desarrollar un trastorno de deseo inhibido y acabe evitando las relaciones sexuales.
Hay diferentes clases de DE: puede que el hombre siempre haya tenido problemas de erección, que sea un problema de ahora, o que solo tenga erecciones durante la masturbación pero la pierda en el momento de la penetración. Eliminando las causas médicas, la DE suele aparecer por factores psicológicos: ansiedad, culpa, complejos físicos, depresión, anticipación de fracaso, falta de atracción, problemas de pareja, miedo a la intimidad…
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El hombre que sufre de eyaculación precoz (EP) se caracteriza por una falta de control voluntario sobre la eyaculación que afecta de manera muy negativa en la vida sexual de la pareja. La eyaculación masculina es un reflejo, y aunque es involuntario puede aprender a controlarse.
Hay diferentes factores que se relacionan con la EP y la ansiedad suele estar presente en casi todos. La preocupación obsesiva por el rendimiento adecuado es uno de ellos, al estar tan preocupados de “hacerlo bien” aparece la ansiedad y solo consiguen una rápida eyaculación. Luego tenemos la anticipación al fracaso, si ya les ha pasado antes se obsesionan con que les va a volver a pasar, intentan controlar la situación lo que provoca ansiedad y la aparición de la eyaculación.
El problema radica en el intento obsesivo de controlar que solo provoca descontrol y ansiedad. También es muy importante cómo el hombre ha aprendido a masturbarse, si de joven se ha masturbado de manera rápida para conseguir el orgasmo a la mayor brevedad, tendrá un reflejo eyaculatorio rápido que habrá que reeducar.
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La eyaculación retardada se considera una disfunción cuando el hombre, deseando eyacular dentro de su pareja, se ve imposibilitado de hacerlo, aunque lo intente prolongando el tiempo del coito hasta el cansancio propio o ajeno o las molestias de la otra persona.
A pesar de experimentar una fuerte excitación, no puede alcanzar el orgasmo y las relaciones sexuales se acaban convirtiendo en una persecución del orgasmo cargadas de tensión.
La causa principal de la ER es la ansiedad que produce la anticipación de la situación de eyaculación dentro de la pareja. El hombre no consigue abandonarse, está pendiente de la eyaculación, está en un momento de hipercontrol intentando por todos los medios eyacular que al final solo consigue lo contrario.
La ER debe diferenciarse claramente de la Eyaculación Retrógrada. En esta última la eyaculación se produce en la uretra y no emana hacia fuera del pene.
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La característica esencial del vaginismo es la contracción involuntaria de la musculatura pubococcígea, lo que origina una dificultad recurrente para conseguir la introducción del pene, un dedo o algún objeto en la vagina, a pesar del deseo de la mujer de hacerlo y habiendo descartado anomalías físicas.
Va acompañado de evitación (miedo) y anticipación de la experiencia de miedo, produciendo una gran ansiedad.
A diferencia de la dispareunia, el vaginismo suele impedir la entrada completa del pene en la vagina. Si no hay coito, su respuesta sexual es satisfactoria. Responden de manera adecuada a la excitación, experimentan lubricación y disfrutan del juego amoroso. Tienen interés en mantener relaciones sexuales cuando tienen seguridad que no se va a realizar la penetración. Les resulta muy difícil permitir la exploración ginecológica, asimismo la inserción de un tampón puede ser imposible para muchas mujeres.
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La dispareunia es un problema diferente al vaginismo. En el vaginismo, la mujer no puede realizar la penetración vaginal. En la dispareunia, puede realizarla, pero le resulta molesta y/o dolorosa. Se caracteriza por la presencia de dolor o molestias en el acto sexual y no se debe a una causa médica.
Las mujeres experimentan el dolor en el momento de la penetración, otras con los movimientos del coito e incluso puede continuar una vez terminado el acto sexual. La mujer puede realizar el coito, aunque este suponga dolor y el resultado es insatisfactorio por lo que tiene a evitarlo. Suele tener dificultades con la excitación y muchas no alcanzan el orgasmo. Pueden introducirse un tampón y aceptar la exploración ginecológica.
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La orientación sexual es una atracción emocional, romántica, sexual y afectiva duradera hacia otros. Existe a lo largo de un continuo que va desde la heterosexualidad exclusiva hasta la homosexualidad exclusiva e incluye diversas formas de bisexualidad.
Las personas que acuden a terapia pueden tener dudas sobre su orientación sexual, sobre sus nuevos sentimientos y no saben como sobrellevarlos por si solos. Pueden estar en conflicto con sus creencias religiosas, lo que les genera gran malestar. Hay personas que consultan porque perciben una atracción por el propio sexo, y siendo esta una cuestión que todavía no es plenamente aceptada por parte de la sociedad, se plantean cómo integrar esta cuestión en su vida, y cómo organizarse, cómo comunicar al entorno lo que sienten, cómo lograr una buena readaptación familiar a la situación, etc.